Glaxo, tras un esfuerzo de cinco años, saca su artillería para combatir la gripe porcina

GlaxoSmithKline PLC ha dedicado los últimos cinco años y miles de millones de dólares a un esfuerzo por convertirse en el punto de venta universal de todo lo que tenga que ver con epidemias globales. Ahora que la gripe porcina arrasa por el mundo, el gigante farmacéutico británico tiene la oportunidad perfecta para averiguar si lo ha logrado.

[Glaxo]

Glaxo empezó esta semana a distribuir dosis de su vacuna contra la gripe H1N1 alrededor del mundo. Su estrategia es el resultado de más de cinco años de adquisiciones e investigaciones sobre la gripe, a un costo que la compañía estima en más de US$3.200 millones. Su enfoque multifacético la diferencia de sus rivales que se han inclinado por concentrase en sólo un aspecto de la lucha contra la gripe, como Sanofi-Aventis SA, que fabrica vacunas, y Roche Holding AG, que vende el medicamento antiviral Tamiflu.

El surgimiento de un nuevo brote del virus H1N1 ha desencadenado preocupación en todo el mundo y también acusaciones de que Glaxo se está aprovechando económicamente de la situación. A mediados de año, el diario británico Evening Standard dijo que Glaxo se disponía a cobrar US$10 por dosis, cuya producción le cuesta, según el periódico, US$1,60. La política de las dosis de vacunas también es complicada, debido a que los suministros globales no pueden suplir la demanda. Oxfam, un grupo que lucha contra la pobreza, ha dicho que los países con menos recursos tendrán un acceso limitado a las vacunas debido a que muchas naciones ricas han hecho pedidos anticipados a Glaxo y otros laboratorios.

El presidente ejecutivo, Andrew Witty, dice que Glaxo donará 50 millones de dosis de la vacuna de la gripe a la Organización Mundial de la Salud para que las distribuya en países pobres. Eso, combinado con el alto costo de la investigación, hace que el precio fijado por Glaxo sea justo, agrega el ejecutivo. La farmacéutica confirmó que los países más ricos pagan cerca de US$10 por dosis. La empresa no quiso revelar sus márgenes de ganancias, pero señala que no son tan altos como los que reportó el diario británico.

La apuesta de Glaxo es financieramente arriesgada porque las pandemias de gripe son relativamente poco comunes. «Ese es el peligro de estar en este negocio: no se puede contar con el mismo nivel de demanda el próximo año», dice Gbola Amusa, de UBS en Londres.

Para Glaxo, la apuesta parece estar rindiendo frutos. El martes, dijo que gobiernos alrededor del mundo habían hecho pedidos para 440 millones de dosis de su vacuna contra la gripe porcina, que planea distribuir este año y a comienzos de 2010. Eso representa un aumento de 50% en pedidos desde que la compañía reveló en agosto sus últimas cifras y podría representar US$4.000 millones en ingresos, según una nota de investigación de Citigroup. Las ventas globales de Glaxo ascendieron el año pasado a US$39.000 millones.

Glaxo también ha recibido un pedido de Estados Unidos de cerca de US$250 millones en ingredientes para elaborar la vacuna y «productos pandémicos». Las ventas de Relenza, el antiviral de la compañía que rivaliza con Tamiflu, se dispararon a cerca de US$96 millones en el segundo trimestre del año, frente a menos de US$5 millones un año antes.

Fuentes de ingresos

La estrategia de Glaxo refleja la manera en que las farmacéuticas buscan diversificar sus fuentes de ingresos más allá de las medicinas por receta médica, un segmento que enfrenta el vencimiento en EE.UU. de valiosas patentes.

Un negocio concentrado en vacunas es menos vulnerable a la competencia de los fabricantes de bajo costo, ya que la producción de vacunas es más compleja, la construcción y el mantenimiento de plantas es más cara y la demanda de inyecciones puede ser poco constante.

Witty cree que debido a que los gobiernos están cada vez más preocupados ante la posibilidad de una pandemia, el negocio tiene futuro.

«Sabemos perfectamente que la gente no quiere ver que las compañías explotan de alguna manera esta situación», dijo el presidente ejecutivo durante una conferencia de prensa reciente. «No estamos tratando de generar un nivel exorbitante de ganancias. De todas maneras, nuestros accionistas no querrían que hiciéramos esto sin obtener retornos».

La estrategia de gripe de Glaxo surgió a raíz de la última epidemia de gripe global. En 2004, el virus H5N1 acabó con miles de aves en Asia. Aunque no se expandió rápidamente de humano a humano, cobró la vida de casi la mitad de las personas que resultaron infectadas. En septiembre de ese año, el Departamento de Salud de EE.UU. convocó a un directivo de Glaxo a Washington para que le pusiera al corriente sobre Relenza, medicamento que la farmacéutica lleva vendiendo desde finales de los años 90 para aliviar los síntomas de la gripe común.

Mike Ossi, un experto en enfermedades infeccionas de Glaxo, recuerda que les dijo a los funcionarios del gobierno que los estudios en animales sugerían que Relenza podría funcionar contra la variante H5N1 del virus, aunque no se habían realizado estudios en humanos. Aun así, Ossi dice que los funcionarios le preguntaron insistentemente cuántas dosis podía producir de la medicina y con qué rapidez.

Eso ayudó configurar el enfoque de Glaxo. Su entonces presidente ejecutivo, Jean-Pierre Garnier, le encargó a su lugarteniente, David Stout, que formara un equipo dedicado a las epidemias de gripe. El grupo empezó a abrir nuevas líneas de producción para Relenza en Australia, Francia y EE.UU., cuenta el doctor Ossi, quien era parte del equipo.

Glaxo también se apresuró a desarrollar una vacuna contra la gripe aviar. En su principal centro de producción de vacunas en Rixensart, Bélgica, los investigadores ya conocían la fórmula básica para producir una inyección contra la gripe: aislar el virus H5N1, dejar que se reprodujera en un ambiente hospitalario (huevos de gallina), para luego matarlos y combinarlos con el fin de hacer el ingrediente principal de la vacuna, llamado antígeno.

El desafío son los meses que se demora en producir el antígeno, y las plantas de vacunas de Glaxo no podían producir cantidades ilimitadas. Igualmente, la empresa quería hacer una vacuna que protegiera a las personas, incluso si el virus H5N1 mutaba, explica Thomas Breuer, director médico de la división de vacunas de Glaxo. La respuesta de la farmacéutica fue un ingrediente de refuerzo que aumentaba la potencia del antígeno. En 2005, Glaxo compró por US$300 millones la empresa que lo producía.

Glaxo aumentó su producción potencial de la vacuna contra la gripe, para lo que duplicó la capacidad en una planta en Alemania. En septiembre de 2005, anunció planes de comprar el fabricante de vacunas canadiense ID Biomedical Corp., por unos US$1.400 millones.

La inversión ayudó a Glaxo a convertirse en uno de los líderes en el segmento de vacunas contra la gripe. La francesa Sanofi es considerada como el mayor productor en este segmento, seguida de la suiza Novartis y Glaxo.

En mayo de 2008, Witty asumió las riendas de Glaxo y puso aun más énfasis en las vacunas. Cuando la gripe porcina surgió en México, la farmacéutica pisó de nuevo el acelerador. Duplicó el personal que trabaja en las vacunas de la gripe para desarrollar una inyección contra el virus H1N1, dice el doctor Breuer.

A comienzos de mes, Glaxo dijo que en una prueba clínica, una dosis de la vacuna proporcionó un alto nivel de protección contra el virus de la gripe porcina al 98% de las personas en el estudio.

Por Jeanne Whalen. The Wall Street Journal

2 comentarios sobre «Glaxo, tras un esfuerzo de cinco años, saca su artillería para combatir la gripe porcina»

Deja un comentario

Descubre más desde Bitácora Farmacéutica

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde Bitácora Farmacéutica

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo